martes, 16 de septiembre de 2008

el joven de 15 primaveras......el caso poblete

La familia es la familia, hay veces que el corazón manda, no solo eso sino también es una realidad que a los vínculos los hace el día a día, los momentos.
Si alguien me dijera que mis papas no son los verdaderos, creo que no podría dejar de amarlos, y si además me dijeran que ellos al adoptarme desconocían que soy hija de desparecidos, supongo que les creería.
Esto sintió Claudia, hija de José Liborio Poblete y de Trudy, torturados y asesinados en la última dictadura militar. Ella nació en cautiverio, y supuestamente fue adoptada por un matrimonio que no conocía su procedencia.
Cuando se entero de la verdad quiso conocer a su familia biológica, a sus abuelos, primos, pero hay veces que la verdad es tan dolorosa que preferimos quedarnos con la seguridad, y hacer oídos sordos. No pudo dejar de amar a sus padres, no quiso creer la otra verdad, ¿se la puede juzgar por eso?.
A lo largo de la crónica hay un constante vaivén entre el pasado y el presente, de a momentos esa época sin conocerla se hace oír.
La familia sanguínea no pude entender que Claudia sabiendo la historia todavía los quiera, se indignan, lo sufren.
Los testimonios sirven para visualizar esos sentimientos, tanto de Buscarita (su abuela), como de sus primos, en fin, tiene la función de mostrar la otra cara de esa dictadura, la de la familia en busca de su nieta, y a través de sus palabras dejan ver su dolor y esperanzas.
Es una crónica rica en información, la escritora alterna testimonio, información, y mirada.
El final logra englobar todo, porque de alguna manera es también un comienzo, es la imagen del joven Poblete, con sus piernas intactas, sin saber todo lo que le depararía el futuro. De alguna manera ese final lo hizo inmortal. Porque muere, sufre, pero al mismo tiempo, vuelve a ser ese joven que solo tenía quince primaveras.

lunes, 15 de septiembre de 2008

¿un perfil de asesina?

Lo interesante, tal vez, sea lo fácil que se puede visualizar a esa mujer de cabello rubio, zapatillas de charol con plataformas y una actitud de adolescente stone, fugaz e inquieta.
El escritor Cristian Alarcón presenta a Margarita di Tullio, relatando su infancia, para que de alguna manera se entienda lo que es en el presente. Si bien no niega la delincuencia, su descripción no alude a una asesina, camina con orgullo, se parece más a una oportunista.
A La madame del Neissis II le gusta provocar, baila, seduce, su aire de vedette se ve y se siente.
Pepita la pistolera fue el apodo que le pusieron por asesinar a tres hombres que la asaltaron en su casa, dice odiar a la persona que mata. Creer o reventar.
Pero el caso Cabezas es otro tema, no es chiste, este personaje pareciera ser el perejil para tapar la historia.
Los testimonios, los diálogos, hablan por sí solos, por momentos se escucha la voz de Margarita, sin necesidad de que el escritor remarque o aclare nada.
En la crónica se alterna el testimonio con la mirad del cronista, creando, ahondando la incertidumbre de su culpabilidad o inocencia.

Operación Ja Ja ..El negocio de las risas...

Si de profesiones se trata, ser reidor parecería ser el trabajo ideal, o ¿acaso existe alguien que la pase mal riéndose? Bueno como suele decirse todo exceso es malo.
Nunca pensé que podía existir un gremio de reidores, bueno no sé si un gremio, pero sí un trabajo, que sea de una gran importancia para el funcionamiento de programas “cómicos” televisivos.
La escritora Carolina Reymundez relata lo que ve, con una mirada con la cual es fácil identificarse, porque hace esas preguntas, que yo en su lugar haría. Esa sensación de estar sumergido en sus ojos, le dio cuerpo a las risas que relataba
Comienza su crónica comentando sobre los empleados de seguridad del canal y la termina del mismo modo, haciendo sentir por un momento, que al leer la crónica el tiempo se hubiese detenido para terminar donde empezamos.
Carolina cita” Hasta que empecé a investigar sobre reidores. No le había prestado atención a las risas de televisión”, creo que casi ninguno de nosotros se ha preguntado por esas risas, que parecen grabadas, y que incitan la risa propia. El negocio de hacer comedia en la tele, es el negocio de las risas, ¿cuánto saldrá una risa?, esto me hace recordar que hace muchos años existían las famosas lloronas, contratadas para dar un toque trágico y melancólico a los funerales, ahí el llanto de algún modo también tuvo precio
A lo largo de la crónica se toman testimonios para poner en evidencia el placer que les causaba a esos personajes de la clac su trabajo, solo bastó poner diálogos cortos, para que el lector lo entendiera todo.
La escritora recurre con frecuencia a las analogías para acercar a los lectores, como por ejemplo, se refiere a un reidor llamándolo guasón.
Pero lo que logra personificar la crónica son a esas personas que darían lo que fuera por ser parte de la tele, por un poco de reconocimiento, y que se contentan por mirarlo desde un costado, y aplaudiendo con su risa.

buscando la crónica........

Cada vez parece reafirmarse lo que decía Caparrós, la existencia de una especie inventada" el lector que no lee", en realidad es la construcción que fabrican los editores o aquellas personas que manejan los filtros de los medios, todo sea por lograr ese puntito más de ventas o del tan recurrente “RATING”.
Pero lo cierto es que los textos extra cortos y las gigantografias para lograr llenar la página son moneda corriente, porque el famoso hojeo de revista se ha transpolado a los diarios, folletines, y hasta la radio. Lo efímero, el no querer perderse nada, paso de ocupar un lugar en las mentes a cristalizarse en los actos.
Si la crónica efectivamente fuere ese intento fracasado de atrapar el tiempo y su fracaso una garantía, quizás sería como llevar un diario intimo, ese que todos alguna vez intentamos llevar, el que escribíamos con ese pensamiento de culpa y disfrute “Si no lo anoto, me voy a olvidar de los detalles, pero si soy constante cuando pasen los años voy a releerlo y me voy acordar de todo”.Pero ese diario duraba tres meses para pasar a ser un libro con hojas, y en donde la mayoría dijese ”ese día no pude escribir, no me acuerdo que hice”, entonces ese intento por atrapar el tiempo también terminaría fracasando.
Cuando Caparrós se refiere a que la palabra evoca, sugiere y no muestra, podría decirse que el enemigo natural por excelencia seria la televisión, porque sin duda nos ofrece el primer servicio al cliente :el entretenimiento, el no pensar . La inmediatez de lo visual es un rival fuerte para la palabra, que requiere de tiempo y construcción.
Pero lo que provee la televisión es la mirada igual, porque la imaginación y la reflexión entran en desuso frente a un escenario no solo guionado, sino puesto en escena.
Quizás lo que no siempre se tome en cuenta es el valor de la crónica, porque esta no cuenta noticias , cuenta eso que de tan corriente que es, no nos detenemos a observar. Una vez me dijeron que lo que hacía especial a las personas eran esas pequeñas cosas, que sumadas te hacían único. Quizás así sea la crónica, esos detalles que juntos hacen la diferencia.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Lugar visitado por muchísimas personas y por ninguna a la vez., convirtiéndose en el lugar de paso por excelencia. Los pasos rápidos, la velocidad en sacar el boleto y el arte de subirse por las ventanillas al tren, formaban la imagen de la estación central de Brasil.
A simple vista nada en especial pero sus infaltables puestos de alimentos, de vendedores ambulantes, hasta de vendedores de bíblias, no completaban la imagen, faltaba Dora. Ella, una mujer cincuentona que poseía el puesto más transitado del salón., donde se escribían cartas para personas analfabetas ,que nunca se enviaban. Escribe por dinero, dinero que guarda para ella, sin remordimientos, justificando su acto con su visión pesimista de la vida.
Una carta, una historia como tantas otras, resaltó por la fatalidad. Josué y su madre, habían dictado las cartas para que el niño conociese a su padre, pero a la salida de la estación, es atropellada por un autobús. El niño solo en la estación, esperando a su madre, y la carta sin enviar.
La imagen de Josué solo en la estación central llamó la atención a más de una persona, a más de un hombre. En ese momento Dora cometió el error que la haría darse cuenta en lo que se había convertido, y en lo que todavía seguía siendo. A cambio de dinero iba a entregarle al niño a un hombre de la estación, que lo daría en una supuesta adopción. Se trataba del tráfico de órganos, al darse cuenta y gracias a la ayuda incondicional de su amiga ,Dora logra rescatarlo y emprende su viaje.
La sencillez de su soledad, y su miedo al abandono chocaron con su amor maternal y la compleja realidad de la muerte. Desde el momento en que logro ver a Josué como un ser abandonado, ligado a su suerte, de alguna manera logró identificarse...Más allá de sus errores Dora, logró sanarlos a tiempo para poco a poco ir desestructurando su vida , fué dejando de pensar en el presente , para proteger la vida y el futuro de Josué.
Emprendiendo un viaje, en busca del padre del niño, sin saber con seguridad el destino, escapando, buscándose, encostrándose mutuamente.
En el camino Dora se encuentra con un hombre que la ayuda sin pedir nada a cambio, su transformación física y emocional , la hicieron pensar en él, en Josué y en una familia, pero este hombre asustado ante el compromiso, se va, dejando a Dora, nuevamente con su soledad, pero esta vez. No tan sola.
Se encontraban dos personas solas, pero que desde ese momento se tenían mutuamente.
El viaje arduo, casi sin dinero, no impidió que localizaran la casa. En ella vivían los hermanos de Josué que poco a poco fue descubriendo sin revelar su identidad.
Ese momento era el fin del recorrido, pero también de su soledad, Dora se fue, dejándolo con su familia, pero dejando atrás a esa mujer sin nada que perder…se va…..ya no pensando en si..Sino en Josué.
Escribiendo una carta después de muchísimos años, donde sin más. Le dice” mereces mucho más de lo que yo podría darte Tengo miedo que algún día tu también me olvides, echo de menos a mi padre. Echo d menos todo...”
Lo simple de la vida, lo que no había podido descubrir hasta ese momento era lo que necesitaba, para seguir, para dejar atrás sus desencantos, y dejar de ser esa Terminal donde todos pasaban con sus historias, y ella solo las escribía para quedarse con un pedazo de ellas, porque ahora ya tenía la suya.
algo así me pasa de vez en cuando, trato de pensar en algo que debo , pero pienso en lo que necesito , no perder el tiempo,querer valorarlo sin darme cuenta que es en ese momento , en el que no quiero que se valla, es ahi mismo cuando toma impulso y desaparece.
cuidarlo¿para que? si tendría que vvirlo., si tendria que no penser en él.Pero es inevitable, todo gira con él , conmigo ,con todos.
Todos pasamos, todos vamos y venimos, sin darnos cuenta que la soledad más grande ei nfinita la tiene él.,el tiempo, que no encontró ni va encontar un compañero que le siga el ritmo.

martes, 8 de julio de 2008

Insertarse en un lugar hasta ese momento extraño, observar todo con una mirada totalizadora para no perder los detalles, y sobre todo no mirar lo exótico, sino lo común en lugares no habituales. Gerrtz sin darse cuenta, no solo sentaba las bases de su antropología interpretativista, estaba asentando una guía, un punteo de cómo investigar aquello que acapara nuestra atención.
Así como el periodista necesita de su momento inspirador, el antropólogo necesita su encuentro con la otredad para realizar su trabajo. Los largos escritos que describen una cultura, sus “imponderables de la vida cotidiana” resultan ser tan atrapantes como una novela, que se caracteriza por sus hermosas y puntuales descripciones.
Geertz sostenía que “conociendo lo particular se llegaba a conocer lo universal “, el antropólogo sabe una gran cantidad de cosas, de hechos concretos pero particulares.
¿Acaso el periodista, el escritor aficionado, no hace lo mismo?
Cuando una tema acapara nuestra atención resulta casi imposible renunciar a ese llamado, y solo conociendo los detalles, se puede lograr conocer el todo.
Más allá de sus miradas semejantes, su actitud es la misma, su sed de certezas y su conciencia del límite.
Gerrtz a través de su descripción densa lograba recolectar todos los datos para reflejar, sin copiar, a esa cultura que investigaba. La clave para él, se encuentra en la descripción etnográfica, al igual que para los periodistas, lo importante es investigar, recoger los detalles, para su culminación en un escrito.