martes, 8 de julio de 2008

Insertarse en un lugar hasta ese momento extraño, observar todo con una mirada totalizadora para no perder los detalles, y sobre todo no mirar lo exótico, sino lo común en lugares no habituales. Gerrtz sin darse cuenta, no solo sentaba las bases de su antropología interpretativista, estaba asentando una guía, un punteo de cómo investigar aquello que acapara nuestra atención.
Así como el periodista necesita de su momento inspirador, el antropólogo necesita su encuentro con la otredad para realizar su trabajo. Los largos escritos que describen una cultura, sus “imponderables de la vida cotidiana” resultan ser tan atrapantes como una novela, que se caracteriza por sus hermosas y puntuales descripciones.
Geertz sostenía que “conociendo lo particular se llegaba a conocer lo universal “, el antropólogo sabe una gran cantidad de cosas, de hechos concretos pero particulares.
¿Acaso el periodista, el escritor aficionado, no hace lo mismo?
Cuando una tema acapara nuestra atención resulta casi imposible renunciar a ese llamado, y solo conociendo los detalles, se puede lograr conocer el todo.
Más allá de sus miradas semejantes, su actitud es la misma, su sed de certezas y su conciencia del límite.
Gerrtz a través de su descripción densa lograba recolectar todos los datos para reflejar, sin copiar, a esa cultura que investigaba. La clave para él, se encuentra en la descripción etnográfica, al igual que para los periodistas, lo importante es investigar, recoger los detalles, para su culminación en un escrito.
Por un momento me siento en aquel lugar, Misiones, imagino la tierra roja frente a mí, tan cerca que puedo sentirla en mis ojos.
Cada historia, me habla de personajes que tomaron vida en ese lugar. Desde aquí pareciera que se encuentra muy al norte, pero si miramos un mapa podemos decir todo lo contrario. El sur nos une, sin embargo hay historias olvidadas que parecen de otros tiempos.
Cada personaje, me abría un nuevo interrogante. Una similitud, quizás por casualidad, es la manera en que se describe a esta provincia, si bien cada autor lo hace con su punto de vista particular, todos provocan a la imaginación, creando entre las cinco obras, una sola, que se mezcla y toma vida propia.
La crónica El Interior de Martín Caparrós, de alguna manera me hizo sentir que viajaba por aquella ruta, transformándome en una “gringa” más, en busca de testimonios, de una historia.
De su búsqueda de los tereferos queda solo su resignación. Si al dorso de cada envase dijese “fabricar esta yerba cuesta mucho trabajo”supongo que a la mayoría de la gente le daría lo mismo, lo importante es que exista y que cueste barato, porque si no es así ahí sí que todos se preocuparían por las condiciones de trabajo de los tareferos. ¿Por qué será que sigue vigente el “sálvese quien pueda?”.a veces creo que es algo así como diría Caparrós, porque creemos que el presente no depende de nosotros, que todo está más allá, y una buena forma de auto-convencernos es creer que somos lo que dice una revista, con palabras de Caparrós:”La argentina, el esplendor de la naturaleza, eliminándonos a todos de un plumazo”.
Por otro lado Walsh, cuando se refiere al tema de la yerba mate, la calificó como una guerra silenciosa, en la que muchos de sus protagonistas no se reconocían como tales, quizás son sus palabras tan precisas, o su pasión por el ajedrez que me acercan y provocan que su descripción se torne auténtica, o tal vez mi admiración por su lucha tanto dentro como fuera de la escritura. La respuesta todavía hoy permanece incógnita para mí.
Una frase que resume lo que quiso transmitir es muy clara y habla por sí misma:”La riqueza de Misiones construida sobre un mar de sufrimientos”
Ambos autores de alguna manera tratan de reflejar eso, aquello que no se quiere ver , pero que existe, el sufrimiento de estos hombres que desaparecen entre selva y hambre.
En Kimonos en la tierra roja, Walsh refleja un tema que no solo ocurre en Misiones, solo que allí, entre el polvo rojo y la selva provocan un contraste muy llamativo .La cuidad y la gente que acude a ella, pensando que así se sanaran sus problemas, en definitiva compran una ilusión.
Si se sienten lejos de sus cosas, si esa distancia les quita seguridad, ¿por qué se quedan?, por una simple respuesta, porque no pueden cambiarlo, porque el pasaje era de ida e invirtieron su dinero y su vida.
Por otro lado, se encuentra Quiroga con los Desterrados, esos fragmentos del libro demostraban la oscuridad en su forma de escribir, por un momento podía sentirse la desesperación y el dolor de sus personajes, que a través de sus diálogos nada extravagantes, completaban el cuadro de esta provincia que no se encuentra ni tan lejos ni tan al norte.

martes, 1 de julio de 2008

sensaciones

La ansiedad se apropia no solo de la mente, sino también del cuerpo.
La presión es muy dificil controlarla, si bien hay veces que se sale visctorioso de ella...hay otras en las cuales su victoria nos permite tomar conciencia del poco autocontrol que tenemos sobre nosotros mismos.
El viaje en colectivo del viernes fué interminable,desaba profundamente que al colectivo no le pasara nada para llegar, dar el parcial y liberarme, pero por el otro lado,me hubiera gustado (como siempre digo),tener un reloj que congelara el tiempo.
Todos mis movimientos eran temblorosos,mis nervios,que se han convertido en mis pesadillas....fueron y son para mi incontrolables.
Pero no existe una sensación mas tranquilizante, de disfrute, que el momento de liberanos, de darlo. y pensar,!!que sea lo q tenga que ser!!...